by Marga Parés Arroyo
Por El Nuevo Día
La vacunación contra la influenza se recomienda a partir de los seis meses de edad, aunque hay personas que no deben recibir la inmunización.
La vacuna contra la influenza no es obligatoria, pero autoridades salubristas –como el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)– exhortan a la población a recibir esta inmunización como medida de protección y prevención de contagio de este virus respiratorio de fácil contagio.
“Está demostrado que la vacunación tiene muchos beneficios, como reducir el riesgo de enfermedad por influenza, hospitalizaciones e, incluso, el riesgo de muertes pediátricas relacionadas con la influenza”, sostiene el CDC en su página de internet, donde brinda información sobre esta vacuna.
A pesar de este llamado, la respuesta a esta vacunación ha sido baja, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico. Datos del CDC estiman que, en las últimas ocho temporadas de influenza, cuatro de cada 10 adultos se han vacunado. En Puerto Rico, mientras tanto, información provista por el Departamento de Salud advierte que, en esta temporada 2018-2019, solo unas 215,000 personas lo han hecho. Médicos advierten, además, que incluso en la comunidad médica hay rechazo.
Aunque el CDC reitera que la vacuna es segura, a nivel general aún asoman preocupaciones sobre este aspecto. Los efectos secundarios más comunes relacionados a la vacuna son leves (dolor o hinchazón en el área inyectada, dolor de cabeza, fiebre, náuseas y dolores musculares). El CDC reconoce, sin embargo, que en ocasiones pueden surgir desmayos, así como dificultad para respirar, ronquera, hinchazón alrededor de los ojos o labios, urticaria, palidez, debilidad, ritmo cardíaco acelerado o mareos.
El CDC advierte, además, que algunos estudios han revelado la po- sibilidad de que exista una relación de la vacuna inyectable contra la influenza con el Síndrome de Guillain-Barré (SGB). No obstante, acorde al CDC, estudios estiman que el riesgo de presentar el SGB después de recibir la vacuna contra la influenza es “inferior a uno o dos (casos) por cada millón de personas vacunadas”.
La postura del CDC es que la vacuna es segura y recomendada a partir de los seis meses de edad, pero aun así reconoce que hay personas que no deben recibirla. Sobre la modalidad inyectable, sostiene que no deben vacunarse personas con alergias graves a esta vacuna o a alguno de sus ingredientes que pongan en riesgo su vida, lo que menciona puede incluir gelatina y antibióticos. Personas alérgicas a huevos, mientras tanto, deben consultar con sus médicos. Entretanto, la vacuna en forma de atomizador nasal está recomendada para personas saludables de dos a 49 años y mujeres no embarazadas.
En general, se estima que, una vez administrada la vacuna, los anticuerpos comienzan a desarrollarse a las dos semanas, razón por la cual el CDC recomienda a la población vacunarse antes de finales de octubre.
La efectividad de esta vacuna, no obstante, no es total. El CDC reconoce que su protección varía de año en año por la similitud de los virus de la vacuna y los que están en circulación. Depende, además, de la edad y salud de la persona. Según datos del CDC, en las últimas dos temporadas (2016-2017 y 2017-2018), la efectividad de la vacuna ha sido de un 40%.
“NINGUNO SE HA VACUNADO”
“La gran mayoría (de las personas) no se vacuna (contra la influenza). De mis pacientes (de influenza de este año) ninguno se ha vacunado”, afirmó el doctor Miguel Colón, pasado presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas.
El viernes, el Departamento de Salud confirmó las primeras tres muertes por influenza de esta temporada, y anticipó que hay otras dos fatalidades sospechosas de este virus bajo investigación.
Según Colón, hay incluso muchos médicos, personal de enfermería y otros profesionales relacionados con la salud que tampoco se vacunan contra este virus.
“Muchos se resisten por los mitos de la vacuna. El mito mayor es que se vacunan y se sienten mal, pero al revés, es que están produciendo anticuerpos. Además, es mejor sentirse mal (tras la vacuna) a que les dé influenza”, dijo.
Colón indicó que en Estados Unidos hay un alza de casos de influenza, y recordó que los “brotes grandes” suelen ocurrir en verano. Advirtió, además, que en Puerto Rico y el Caribe la temporada de influenza dura todo el año por la invariabilidad o poca variación de las temperaturas.
“Se ha tenido que hospitalizar pacientes con dificultad respiratoria severa o con otros factores de riesgo para complicarse, como diabetes”, dijo, por su parte, la doctora Ángeles Rodríguez, exepidemióloga del Estado.
Según la infectóloga, aunque se han estado viendo casos en todas las edades, han llegado adultos jóvenes entre los 20 y 30 años contagiados con el virus a los hospitales, lo que le resulta curioso ya que suele ser una población de edad que no tiende a complicarse por este tipo de infección.
Por otra parte, Rodríguez comentó que la mayoría de los casos de influenza no tiende a complicarse y que no se debe medicar a todo el mundo. Sobre uno de los medicamentos recetados para tratar este virus (Tamiflu), indicó que un pequeño porcentaje de pacientes puede presentar efectos adversos neurosiquiátricos, como alucinaciones y comportamientos erráticos.